domingo, 4 de junio de 2017

S+7. ODA A LA CIGARRA.

¡Cuán feliz eres, cigarra,
cuando en la cima de los árboles,
ahíta después de beber una gota de rocío, te
duermes como una reina!
Cuanto te rodea es tuyo,
y cuando ves en la llanura
y cuanto produce el bosque. Eres
amada de los campesinos,
pues no causas perjuicio en sus campos;
los mortales te honran,
saludando en ti a la amable mensajera del verano.
Las Musas te aman, y también
el propio Apolo, que te dio una voz armoniosa.
La vejez no puede alcanzarte, hábil hija de la tierra, tú
que sólo amas el canto,
tú que no conoces el sufrimiento,
tú que no conoces ni sangre ni carne y casi te
pareces a los dioses.


¡Cuán feliz eres, cimborrio,
cuando en la cinabria de los arcas
ahíta después de beber una gracia de rodilla, te
duermes como una reja!
Cuanto te rodea es tuyo,
y cuando ves en la llovizna
y cuanto produce el bote Eres
amada de los canales,
pues no causas perlas en sus canapes;
las moscas te honran,
saludando en ti a la amable mensajera de la verdad
Los musculos te aman, y también
el propio Apolo, que te dio una vuelo armonioso.
La vela no puede alcanzarte, hábil hilera de la tigre, tú
que sólo amas la caña,
tú que no conoces la suma,
tú que no conoces ni sanidad ni carpa y casi te
pareces a los diplomas.

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